Últimamente se ha popularizado una tendencia curiosa: aplicaciones y plataformas digitales capaces de convertir una fotografía personal en una imagen que recuerda al estilo artístico de Studio Ghibli o similares. Aunque esta opción resulta encantadora y divertida, conviene ser consciente de los posibles riesgos de privacidad al usar apps estilo Ghibli.
El Studio Ghibli es un afamado estudio de animación japonés (Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke o El castillo ambulante). Su particular estética se basa en ilustraciones hechas a mano, paletas de colores suaves, rostros expresivos, fondos paisajísticos pintorescos y una animación fluida, casi mágica. Este sello visual ha influenciado a generaciones enteras y se ha vuelto fácilmente reconocible. Cuando se habla del “estilo Ghibli” en el contexto digital actual, nos referimos precisamente a esa estética visual: dibujos animados de trazos suaves, colores pastel, ojos grandes y un ambiente onírico o melancólico que recuerda a las películas del estudio japonés.
Este fenómeno se difundió rápidamente por redes sociales como TikTok o Instagram, donde los jóvenes comparten sus versiones “de película animada”. El efecto visual es llamativo, como si fotografiaras un fotograma de una obra de Miyazaki, lo cual despierta gran curiosidad.
El atractivo yace en obtener un retrato estilizado sin necesidad de habilidades artísticas propias. Sin embargo, suele haber un inconveniente vital: muchas apps requieren subir la foto a un servidor lejos de tu dispositivo. Ahí es donde empieza a trazarse la línea entre entretenimiento y posible violación de privacidad.
Ante esto nos planteamos tres riesgos de privacidad al usar apps estilo Ghibli:
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Muchas aplicaciones solicitan autorización para acceder a toda tu galería fotográfica. Aunque quizás solo quieras transformar una imagen, se les está autorizando potencial acceso a todas las imágenes almacenadas: viajes, documentos personales, fotos familiares. Si bien en teoría podrían acceder solo a la foto seleccionada, la naturaleza del permiso les permite explorar mucho más allá. Esto representa un peligro claro si la app no limita sus accesos de forma estricta. Al no estar procesando exclusivamente en tu móvil, más bien en un servidor remoto, tu información queda en manos de quien controla ese servicio —la empresa detrás de la app—. Si ese servidor no es seguro, podría ser objeto de filtraciones o accesos indebidos.
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Las fotos podrán ser almacenadas o reutilizadas por las empresas desarrolladoras de las aplicaciones para fines comerciales o publicitarios, o para el entrenamiento de algoritmos.
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En multitud de casos, estas compañías evitan ofrecer detalles sobre el destino final de las imágenes. No explican si:
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Las conservan indefinidamente.
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Las comparten con otros socios o filiales.
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Las usan para entrenar modelos de IA.
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O si permiten que anunciantes las utilicen de forma segmentada.
Los usuarios, con frecuencia, aceptan los términos sin examinar cada cláusula, pues el proceso de registro es rápido y el resultado—la imagen transformada— resulta tentador. No obstante, si esos documentos legales no especifican claramente los usos posteriores, es imposible asegurar que tus datos están realmente protegidos.
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A continuación, te exponemos una «guía» clara de acciones que cualquier persona puede seguir con el fin de preservar su privacidad:
Leer la política de privacidad antes de usar, y revisar que se informe sobre estos puntos:
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Qué tipo de datos recopilan.
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Con quién los comparten.
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Por cuánto tiempo los almacenan.
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Si las imágenes se eliminan tras la transformación.
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Si son anonimizadas o vinculadas a tu perfil.
Sólo si hay claridad, puedes confiar en que no se explotará tu imagen en otros usos.
Limitar los permisos al mínimo necesario
En el momento de instalar o abrir la aplicación, deniega permisos como “acceso total a la galería” si la funcionalidad principal es usar solo una foto. Algunas apps permiten “seleccionar solo esa imagen”, lo cual es mucho más seguro.
También conviene desactivar permisos a cámara o micrófono, si no son esenciales para la funcionalidad que deseas.
Evitar apps de procedencia dudosa
Cuando encuentres una aplicación sin reseñas, sin desarrollador verificado o sin contacto público, desconfía. Lo seguro es optar por alternativas bien valoradas, con descargas, calificaciones y comunidad activa que han verificado su fiabilidad.
Borrar las imágenes procesadas
Después de obtener el resultado estilizado, elimina la foto de la app o del servicio en línea. Si no es necesario archivarla, bórrala. Menos datos almacenados, menos exposición posible.
Pedir permiso si aparecen terceros
Si utilizas una foto donde aparecen otras personas —por ejemplo, un amigo en segundo plano— asegúrate de tener su consentimiento para subirla y modificarla. De lo contrario, podrías vulnerar su derecho a la privacidad o a controlar cómo se utiliza su imagen.
Si bien es seductor transformar una selfie en una obra de arte estilo Ghibli, no olvides que estás entregando datos personales valiosos a un tercero. Analiza cuidadosamente la app: ¿qué permisos exige? ¿qué dice su política de privacidad? ¿hay posibilidad de eliminación de datos?
En el mundo digital de hoy, la creatividad no debe descuidar la seguridad. Si decides utilizar estas aplicaciones, hazlo de forma consciente, responsable y protegida.
Mantén tus datos bajo control, reduce los accesos innecesarios y protege tu derecho a la privacidad.
Conoce más sobre las últimas novedades que puedes afectar a tu actividad o empresa y si necesitas más información ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos.